5. Lagoa do Congro
La Lagoa do Congro es un pequeño tesoro de la isla de São Miguel. Esta laguna se encuentra en la zona centro de la isla, a la misma altura de la Lagoa do Fogo, aunque más hacia al este. Está en el interior de una caldera volcánica, rodeada de exuberante vegetación. Sus aguas cristalinas y verdes tienen forma circular, con casi 500 metros de diámetro y pueden llegar a los 16 metros de profundidad en algunas zonas.
La laguna tiene fama de ser uno de los lugares más bonitos de las Azores. Y es que lo que realmente convierte a la Lagoa do Congro en un tesoro es su preservación ya que, al no ser de fácil acceso, se encuentra fuera del circuito turístico tradicional. Para llegar a ella, hay que seguir un sendero de tierra de unos 2,5 km. Este sendero no se ve fácilmente desde el aparcamiento, lo que disuade a la mayoría de personas. Si decides aventurarte, disfrutarás de la laguna en silencio y de una verdadera conexión con la naturaleza. ¿No te parece una buena recompensa?
Pero su singularidad no se limita únicamente a su ubicación remota o a sus aguas cristalinas; su formación también es algo singular: se formó tras una erupción volcánica y es parte del macizo volcánico de Achada das Furnas.