2. Salto da Farinha
Salto da Farinha es otra de las joyas escondidas de la isla de São Miguel. Se trata de una cascada de 40 metros que cae con fuerza, en medio de un oasis de vegetación, alcanzando su nivel más impactante en época de lluvias. Sea como sea, en nuestra opinión, llegar hasta Salto da Farinha es imprescindible para cualquier amante de la naturaleza que visite la zona de Nordeste.
Situada entre los pueblos de Achadinha y Salga, esta cascada suele visitarse el mismo día que el Poço Azul debido a su cercanía, otra de las joyas imprescindibles de la isla de São Miguel.
La forma más fácil de llegar a Salto da Farinha es en coche, siguiendo la carretera local desde Achadinha hasta Salga. En unos 2,5 km, se debe salir de esta carretera hacia la derecha para llegar al aparcamiento del Miradouro do Salto da Farinha. Desde allí mismo, se puede disfrutar de una vista panorámica de la cascada y del mar.
Desde el mismo mirador, se puede bajar a la cascada siguiendo un sendero perfectamente acondicionado durante unos 10 minutos. En la base de la cascada, encontrarás otro mirador debajo de ella. Te recomiendo que lleves la cámara porqué las fotos desde allí son preciosas. Eso sí, ten en cuenta que la mejor época para visitar Salto da Farinha es después de un período de lluvias, ya que la cascada puede quedarse sin agua si no ha llovido durante un tiempo.
Otra forma de llegar a Salto da Farinha (y nuestra favorita) es recorriendo el sendero PR21 SMI de Padrão das Alminhas a Salto da Farinha. Este sendero es perfecto para amantes de la naturaleza y tiene una motivación añadida: también pasa por el Poço Azul, otra maravilla natural que no te puedes perder. Se trata de una ruta de tipo lineal, de dificultad media, con una extensión de 4,9 km, por lo que se tarda alrededor de 2 horas en recorrer. Al ser lineal, ten en cuenta que se deben sumar 2 horas más para el regreso, aunque te aseguramos que vale la pena.